Juan Altamiras en La Almunia de Doña Godina

Su origen y primeros pasos culinarios

Los primeros pasos del cocinero aragonés universal

Bienvenidos a La Almunia de Doña Godina

Huertos fértiles rodean al Casco Histórico de esta villa de origen medieval sita en el lugar en que se ubicó una villa de un importante personaje romano, de la que se conserva un gran mosaico romano (en la actualidad en el museo de Zaragoza) y en el que tuvo lugar la convivencia entre cristianos y judíos atestiguada en la actualidad por la señalética de la Aljama Judía.

Aunque el rastro de la que fuera su casa natal se perdió con el paso de los años aquí comienza nuestra historia. Que no es otra que la protagonizada por Raimundo Gómez del Val que nació y fue bautizado un 12 de febrero de 1709 en La Almunia de Doña Godina.

DAVID BELTRÁN

La localidad mantiene vivo su recuerdo gracias a una ruta divulgativa, cuyo trazado discurre por el Casco Histórico en la que una serie de paneles informativos nos aportan numerosas curiosidades sobre el contexto histórico y socioeconómico que vivió el cocinero y fraile lego,  incluyendo “la Ruina” acaecida el 2 de junio de 1731, una  inundación de mayúsculas proporciones arrasó unas 180 casas y hasta 300 tuvieron que ser reconstruidas en una población que entonces contaba con apenas 700 y cuyas calles más afectadas serían las de la judería por estar en la parte más baja de la población. Sabemos gracias a recientes investigaciones que la única fallecida Josefa Diago era pariente lejana suya. De La Almunia que Raimundo pudo conocer, quedan aún vestigios en la arquitectura civil y religiosa ya existente o en construcción en su época así como en la trama urbana que apenas ha cambiado desde el s. XVIII que le vio nacer. 

Iniciamos el recorrido en el Convento de San Lorenzo -cuya iglesia ahora es Museo del Juego y los Deportes Tradicionales con una magnífica exposición permanente- donde profesó como fraile lego al servicio de la cocina y con bastante probabilidad como responsable del huerto del convento dado su amplio conocimiento de las verduras y hortalizas que incluye en el recetario que le hizo famoso: “Nuevo Arte de la Cocina sacado de la Escuela de la Experiencia Económica”. Del convento que conoció fray Raimundo sólo quedan vestigios de un paño de arcos del claustro interior y la iglesia. Pues las vicisitudes del convento fueron muchas, algunas de las cuales pudo vivir el propio fraile, como la inundación el 2 de junio de 1731 provocada por una avenida de las aguas de los barrancos que bajan de los montes de Alpartir y en la que buena parte de sus dependencias estuvieron cubiertas por más de medio metro de agua. O el incendio que asoló el convento en 1750 o su conversión en fuerte defensivo por las tropas francesas en 1808 tras haber sido fábrica de armas por los propios frailes a las órdenes del general Palafox, lo que supuso su casi total destrucción cuya reconstrucción fue posible gracias a la colaboración vecinal tras la cual los  frailes volvieron a habitarlo a partir de 1816 tras haber residido transitoriamente en el Palacio de San Juan y la Iglesia que se encuentran al final del recorrido señalizado como Ruta Juan Altamiras. El convento estuvo habitado por los frailes hasta 1836. 

Rodeando la iglesia por la que fuera capilla del Santísimo desde su actual entrada que está en la trasera de la iglesia originaria, ya que la portada principal se halla oculta, cruzaremos hacia la avenida dedicada a nuestro Juan Altamiras bajo la enorme torre -de la que fuera alcoholera en que se convirtió la iglesia cuando fue propiedad privada tras la desamortización de 1836- para continuar hacia el Casco Histórico entrando en él por la puerta la Balsa una de las cuatro que existían en vida de Raimundo Gómez.

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Atravesaremos las Cuatro Esquinas, en el encuentro con uno de los extremos de la que fuera Aljama Judía 300 años antes del nacimiento de nuestro personaje, la dejaremos atrás para dirigirnos hacia la plaza de los Olmos – pues así se llamaba en tiempos de Altamiras- y que luego pasó a denominarse de los Obispos nacidos en ella: Francisco López Urraca obispo de Barbastro y Bosa y Alger en Cerdeña y calificador del Santo Oficio en el s. XVII y a su sobrino nieto Felipe Perales coetáneo de Altamiras (nació en 1706) que también fue obispo de Barbastro en el s. XVIII. Al llegar a la Iglesia de estilo neoclásico, el paseo obliga a una parada para conocer el templo, cuyas obras comenzaron en 1754 y bien pudo el propio Raimundo conocer la evolución de los trabajos en alguno de los pasos por la villa que le vio nacer camino de Alpartir, haciendo parada y fonda en el hospital que tenían los franciscanos en la plaza de los Olmos. La iglesia resulta curiosa tanto por su grandiosidad como por estar inacabada y ocupa el mismo solar que la iglesia mudéjar anterior a esta actual en la que fue bautizado Raimundo Gómez y también sus 10 hermanos algunos de los cuales fallecieron siendo párvulos. Resulta interesante conocer las esculturas de los santos que vio Altamiras en la iglesia del convento de San Lorenzo pues se colocaron en 1765 y que tras la desamortización se colocaron en el interior de la actual iglesia: San Diego de Alcalá (al que Juan Altamiras dedica su recetario), Santa Pantaria, San Pascual Baylón patrón de los cocineros aragoneses, y San Buenaventura entre otros . La que sí conoció Raimundo desde su infancia fue la majestuosa Torre Mudéjar patrimonio de la Humanidad que contemplaría desde cualquier punto del pueblo en que vivía pues se levantaba majestuosa muy por encima de los edificios entonces existentes y que arranca junto a la que fuera la primitiva iglesia románica construida en 1176 por orden de Doña Godina y cuyos restos se encuentran ocultos en el subsuelo de la parte actual inacabada -y que sólo puede visitarse en contadas ocasiones en algunas visitas guiadas especiales- y en lo que fue el Fosar -o cementerio- de Santa Maria actual plaza del Jardín. La iglesia actual se inauguró en su parte construida en actos solemne en 1786. La iglesia en la que fue bautizado nuestro fraile cocinero también tenía entre otras una capilla dedicada a Santa Catalina, nombre que acompañaría a nuestro personaje a lo largo de su existencia. A lo largo de su vida, Altamiras visitaría a menudo la iglesia en la que fue bautizado y admiraría los lienzos que formaban el retablo de Nuestra Señora de la Asunción aunque quizás fuera más devoto del retablo que fabricó su tío Francisco de Asta, casado con Antonia una hermana de su madre Catalina del Val.

Tras dejar atrás la iglesia y atravesando la plaza en la que se sitúa la portada principal de ésta continuaremos el recorrido atravesando la calle dedicada a Martín de Garay, que nació en 1771, el mismo año en que falleció Raimundo. Y paseando podremos contemplar diversos edificios que Raimundo pudo conocer, en su mayoría de origen renacentista de los siglos XVI-XVII por la serpenteante calle Alfonso II. Una vez finalizada esta, y tras recorrer un tramo de la calle Ortubia nos colocaremos en la actual plaza de España frente al edificio de arcos del actual ayuntamiento, cuya finalización también se produjo en 1783, siendo por tanto de la misma época que la iglesia parroquial. La ruta finaliza en el Palacio o casa del Comendador e Iglesia de San Juan del s. XIV de estilo gótico sobrio construidos para albergar a los caballeros de la Orden de San Juan. Son los edificios conservados más antiguos del Casco Histórico de la localidad. Entre otros usos a lo largo de la historia fueron residencia de los frailes franciscanos entre 1809 y 1816 mientras la reconstrucción del convento de San Lorenzo tras la guerra de la Independencia en que las tropas francesas lo convirtieron en Fuerte defensivo – y de cuyo uso militar habremos podido ver en el inicio de la ruta un muro con ventanas en aspillera-.

En la época de Juan Altamiras, al Casco Histórico de La Almunia se podía acceder mediante cuatro puertas que se abrían de día y se cerraban de noche: Puerta de la Balsa, en dirección a Cariñena (actual Avda. Juan Altamiras), Puerta de Cabañas, orientada hacia Zaragoza; Puerta de Ricla, mirando hacia el camino viejo de Ricla; y Puerta de Calatayud, hacia Madrid. Todas ellas conducían, a través de carreras públicas, a las dos plazas principales: la de la Iglesia y la del Ayuntamiento. Las calles eran muy llanas, bastante regulares y empedradas.

El Casco Histórico de La Almunia de Doña Godina se remonta a la Edad Media. Se trata de un recinto de forma oval con un trazado irregular alrededor del cual había una muralla de mampostería y tapial en la que se situaban algunos torreones llamados tambores. En torno a este muro se ubicaba un foso o cava y fuera del recinto, el conocido como “el Rabal” o “Arrabal”.

Raimundo vivió su niñez por las carreras y callizos de su pueblo, en el que las tradiciones arquitectónicas, gastronómicas y culturales herederas de los habitantes moriscos, judíos y cristianos de La Almunia se intercambiaban e integraban en armonía, pues no se conocen grandes conflictos. En el pueblo que Altamiras conoció, las casas de familias humildes convivían con las de las familias nobles y acomodadas. Los palacios, construidos mayoritariamente en ladrillo, destacaban por sus líneas horizontales, su alero de madera, escudo de armas y un gran portalón semicircular. Las casas de los artesanos o labradores estaban diseñadas para el desarrollo de la actividad económica de sus ocupantes: fachada estrecha y forma rectangular; el bajo en el que estaba el zaguán y el corral; el piso, dedicado a vivienda; y la falsa, que se utilizaba como granero y despensa.

Desde la Edad Media existió en La Almunia un hospital de beneficencia. Inicialmente el hospital se correspondía con el que gestionó la Orden de San Juan de Jerusalén en el palacio de San Juan. La constancia de dicho hospital se pierde entre el siglo XIII y el XV hasta que, a finales del XV, vuelven a aparecer testimonios documentales en forma de donaciones de particulares de campos o casas en favor del hospital, que con bastante probabilidad estuvo durante un tiempo en la plaza de los Olmos, actual plaza de los Obispos o de los Toros y que estaba regentado por la orden de los Franciscanos Menores, que eran por tanto ya muy apreciados por su labor de acogida a los más pobres antes de la construcción del convento de San Lorenzo. Lo que justificaba que la cofradía de San Lorenzo propietaria de los terrenos, unas casas y una ermita sita en los terrenos en los que se construye el convento franciscano cediera la propiedad para la instalación de la orden mendicante en 1605 .

Se desconoce la ubicación exacta del hospital a partir del siglo XV. Sin embargo, la denominación popular de la calle Vargas como «calle del Hospital» no deja lugar a dudas de que allí se encontraba dicha institución en el solar que posteriormente fue Cuartel de la Guardia Civil a finales del siglo XIX y lugar de nacimiento del insigne cineasta almuniense Adolfo Aznar en 1900.

En 1815, merced a la donación de Miguel Ortubia, se pudo construir un nuevo hospital extramuros, con buenas condiciones y ventilación suficiente, para sustituir al que estaba dentro del pueblo, en la citada calle del Hospital, que debía de carecer de dichas condiciones. Si nos atenemos al plano de Francisco Coello publicado en el diccionario de Madoz en 1845, el hospital estaría ubicado en la actual avenida Laviaga Castillo en el terreno que hoy ocupa el jardin entre la residencia Ramón y Cajal el actual Centro de Salud. En el plano aparece citado el propio hospital y el Postigo del Hospital, salida de la muralla que se ubicaría en actual entrada a la plaza de los Obispos por la calle del Paso.

La vinculación del hospital con los frailes franciscanos debió de ser intensa y probablemente Altamiras cocinaría para los enfermos del hospital. Si atendemos al testamento de Miguel Ortubia, de 1776, además de las numerosas propiedades que deja para la institución, establece que “mi cadáver, puesto en caja y vestido con hábito del Glorioso Padre San Francisco de Asís, sea sepultado con entierro solemne en la cisterna o carnerario que tengo en mi capilla de la Purísima Concepción que está detrás del Sagrario de la Iglesia del Convento de San Lorenzo». Sería el hijo de éste quien, al morir sin descendencia, donaría buena parte de sus bienes al hospital a comienzos del siglo XIX, con los que se sufragaría la nueva obra. También el convento fue el lugar de enterramiento de Martín de Garay, el que fuera ministro de Hacienda de Fernando VII y uno de los políticos más destacados que ha dado La Almunia a lo largo de los siglos. Una vez abandonado el convento sus restos se trasladaron a la actual iglesia parroquial.

Qué visitar

Convento de San Lorenzo

Ya en el siglo XVII, el barroco es el arte de moda y, cuando los frailes franciscanos quisieron edificar su convento en La Almunia de Doña Godina en 1605 -bajo la advocación de San Lorenzo, puesto que se hizo en lo que fue la ermita de la cofradía del mismo nombre- se levantó en este estilo arquitectónico. El Museo del Juego y el Deporte Tradicional de La Almunia está ubicado en la iglesia del Convento de San Lorenzo, conocido en la localidad como El Fuerte.

Iglesia de la Asunción

En el siglo XVIII se decidió derribar la iglesia antigua por falta de espacio y edificar el actual templo, de estilo neoclásico; en ese momento sólo se dejó la torre mudéjar, de la que ya hemos hablado. La nueva iglesia quedó inacabada en el momento de la construcción, desde el crucero hasta la cabecera.

El Palacio de San Juan

Monumento más antiguo de la villa, un palacio medieval del siglo XIV hoy utilizado como Casa de Cultura.

Restaurantes, comercios, almazaras y alojamientos

Hotel/ Restaurante El Patio de Goya

📍Av. de Madrid, 6 B, 50100 La Almunia de Doña Godina, Zaragoza
☎ 976 60 10 37

 

Restaurante Bar El Búho

📍Pl. de los Obispos, numero 3, 50100 La Almunia de Doña Godina, Zaragoza
☎ 876 09 14 19

El Calamochino

Carnicería y comida preparada
Recogida en tienda · A domicilio.
📍Pl. de la Paz, 7, 50100 La Almunia de Doña Godina, Zaragoza
☎ 976 81 20 96

Almazara Aceites Lis

Venta al público de AOVE
📍
Crta. Alpartir (ZP-2152) km.1 – 50100 La Almunia de Doña Godina
📩 comercial@aceiteslis.com
☎  976 60 09 56

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📩 contacta@arturogaston.com
☎ 615 62 31 27

El Patio de Goya

📍Av. de Madrid, 6 B, 50100
La Almunia de Doña Godina, Zaragoza.
976 60 10 37

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Bar El Búho

📍Pl. de los Obispos, numero 3, 50100 La Almunia de Doña Godina, Zaragoza
876 09 14 19

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El Calamochino

📍Pl. de la Paz, 7, 50100
La Almunia de Doña Godina, Zaragoza
Compra en tienda · Recogida en tienda · A domicilio
976 81 20 96

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Convento de San Lorenzo

Actualmente es el Museo del Juego y el Deporte Tradicional.
976 60 09 23 

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Iglesia de la Asunción

976 60 08 91 

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El Palacio de San Juan

Almazara Aceites Lis

📍Crta. Alpartir (ZP-2152) km.1 – 50100 La Almunia de Doña Godina
☎ 976 60 09 56
✉ comercial@aceiteslis.com

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